Arte y sociedad en la obra de Roberto González Fernández
El avance producido en la Historia del Arte al comienzo de la Edad Contemporánea estuvo definido por la ruptura del vínculo establecido entre creación artística y poder (político o religioso). El artista comienza a emanciparse de las rígidas normas dictadas por las academias para exteriorizar su propio “phatos”, durante el Romanticismo, o años después a poner su creatividad al servicio de las clases sociales más deprimidas en el Realismo. Desde los posicionamientos de Courbet o Daumier en defensa de la Comuna, multitud de artistas en los ciento cincuenta años siguientes han utilizado el vehículo del arte como medio para expresar sus inquietudes relacionadas con el mundo que les rodea.
La evolución temática de la obra de Roberto González Fernández ha experimentado un proceso que se inicia en un discurso intimista en el que describe situaciones personales y ambientales. En sus dibujos y grabados de la década de los ochenta se dan pistas de sus preferencias culturales, anímicas y sentimentales, convirtiéndose en claro testimonio de la introspección y el paisaje de sus años de residencia en Edimburgo.
Desde 1990 se producen dos cambios importantes en la obra de RGF. La aparición de la pintura al óleo como modo prioritario de expresión y el abandono del dibujo a lápiz. También se produce, temáticamente, una apertura desde las imágenes intimistas anteriores hacia temas universales que, además de incidir en sus vivencias, repercuten también en las del espectador. El artista se convierte, indirectamente, en testigo de su tiempo.
La aparición de series como “Caída del imperio romano” o “Máscaras de Arriaza” suponen el preludio en su pintura de la representación de temas globales que entran en crisis por la inclusión de nuevos comportamientos que ponen en cuestión los valores normativos –morales, éticos, tecnológicos, etc.– que hasta el momento los sustentaban. A estas series seguirán otras temáticamente similares, tales como “Babel”, “Confusión” o “Políticamente incorrecto”.
Las nuevas situaciones suscitadas en las comunidades plurilingüísticas es un aspecto que siente directamente RGF en su doble condición de residente escoces y español. El artista se siente implicado y es testigo de la evolución que se da en las sociedades británicas que comparten inglés y lallans, así como en las españolas donde coexiste el español (castellano) con el gallego, euskera o catalán. Los idiomas además de ser canales de comunicación naturales utilizados por la costumbre o las preferencias de sus usuarios se “normalizan” institucionalmente, suscitando nuevos comportamientos en cuanto a las relaciones de poder entre culturas (la orientación supraindivual), estudiadas teóricamente en los años sesenta por el semiótico israelí Itamar Even-Zohar en su teoría de los “Polisistemas”.
Fruto de estas inquietudes RGF en 1999 realiza un pequeño lienzo titulado “Babel (estudio)”, que significativamente dejará inconcluso, en el que representa un fragmento de la conocida imagen de la torre de Babel del pintor flamenco Pieter Breughel. Un año más tarde incide en el mismo icono al esculpir “Caja de palabras”, para dar paso a un proyecto más ambicioso titulado “Babel”, compuesto por lienzos de gran formato en los que se integra la torre plurilingüe en los paisajes de Galicia, País Vasco, Cataluña y Escocia, titulando a cada uno de los cuadros con el nombre genérico de la serie –Babel–, seguida de la palabra “confusión” –alegoría de la torre– escrita en cada una de las lenguas vernáculas correspondientes. De esta serie principal, en estos últimos años, surgen otras que inciden en el mismo tema: “Babel www”, “Confusión” y “La Coruña”.
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La serie “La Coruña”, que alude a la dilatada polémica sobre el topónimo, plasma diferentes aspectos de un mismo paisaje: una vista de un fragmento de la ciudad donde se sitúa la imponente arquitectura del Museo del Hombre de Arata Isozaki, un hermoso biombo institucional que se sobrepone al modesto y popular barrio de Monte Alto que a su vez oculta, parcialmente, al faro romano de la Torre de Hércules. La cubierta del museo simula una curvada ola verde que dialoga con la inmensidad del océano abierto que se encuentra frente a él. Un perfecto soporte para que el pintor incluya testimonialmente en toda su superficie un “grafitti” donde se puede leer “La Coruña”. En los diferentes cuadros de la serie siempre estará presente el museo con su inscripción, incluyéndose en acotaciones diferentes del paisaje que cambia ambientalmente, según los casos, por unos cielos más o menos grises y la niebla.
La serie “Confusión” (Babel) es nuevamente una alegoría relacionada con la amenaza del terrorismo internacional hacia las instituciones de la civilización occidental representadas por edificios emblemáticos, especialmente museos y centros de Arte Contemporáneo. Construcciones pertenecientes a localidades de distintos países que, pintadas en originales encuadres parciales, son amenazadas por el icono incendiado de la torre de Babel. Nuevamente RGF plantea un proyecto en clave autobiográfica ya que se da la circunstancia de que los últimos atentados terroristas más importantes han ocurrido en países en los que el pintor ha residido durante un período prolongado de tiempo: Estados Unidos, Reino Unido y España. La serie supone un alegato a aquellas importantes amenazas que se ciernen, específicamente, sobre el individuo y, globalmente, sobre toda la humanidad.
Antonio Garrido Moreno
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